Resumen

El mantenimiento del patrimonio del Movimiento Moderno y en general el de todo el siglo XX, en el contexto español, con las características culturales, históricas y de ubicación de su patrimonio arquitectónico histórico, (entendiendo por tal hasta el siglo XIX inclusive) reviste un carácter singular, sólo comparable a otros países mediterráneos. Hasta qué punto son asimilables o simplemente pueden servir de ejemplo las actuaciones que al respecto realizan otros países europeos es un tema para estudiar.

Se describe el trabajo que realiza la neerlandesa fundación Hendrick de Keyser, que lleva el nombre de este arquitecto de los siglos XVI-XVII, en la gestión del patrimonio arquitectónico neerlandés del MM, con el objetivo de desmenuzar su trabajo y tomarlo como caso particular de estudio en aquellos aspectos que puedan ser asumibles, dentro de las diferencias marcadas por los propios contextos del Norte y el Sur de Europa

Es una experiencia que cubre diversos frentes en el ámbito de la valoración, revitalización y actualización del patrimonio, incluido el del MM.  A fecha de enero de 2023, posee cerca de dos decenas de edificios posteriores a 1920, (de los arquitectos Bonnema, Dijkstra, Rietveld, Schröder, Merkelbach, Karsten, Van Ravesteyn, Van der Laan, De Jong, etc.) entre los más de 400 que forman su catálogo. 

En esquema, esta institución, De Vereniginig Hendrick de Keyser.[1] (2023) es una asociación colectiva que adquiere, posee y explota bienes arquitectónicos de interés histórico artístico, en perfectas condiciones de autenticidad y de cualquier época. Los gestiona desde su recuperación a su revitalización, y los presenta y explota en el mercado inmobiliario y turístico, con ciertas condiciones.

Otro de sus objetivos es representar y exhibir la historia y la cultura arquitectónica neerlandesa y su forma de vida a lo largo de su historia, pues se preserva con el mismo interés el exterior y el interior de los edificios, con sus elementos funcionales, decorativos, artesanía, destalles constructivos, mobiliario y usos de cada época, a los que dan una gran importancia.

Lanzar estos bienes al mercado en su explotación comercial es, además de un soporte económico, una forma de mantenerlos vivos, actualizados y en uso. El último reto incluye la adopción de la sostenibilidad en general y reducción de emisiones de CO₂ en su catálogo de objetivos, que ha de combinarse con la autenticidad exigida en todas sus intervenciones.

Los contrastes de extensión geográfica, de cantidad y calidad del patrimonio histórico, de hábitos de gestión comunal, y sobre todo el caudal cultural e histórico, marcan diferencias singulares entre países europeos septentrionales y meridionales; sin embargo, las iniciativas de tipo tecnológico, artístico, técnico y educativo, la necesidad de adaptarse a los cambios climáticos, los ámbitos globales financieros (la conocida por “taxonomía” europea), y la gestión turística pueden suponer puntos de conexión e intercambio de experiencias con y de esta particular institución