El barrio Girón de Valladolid: sus contextos de tiempo y lugar

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  • El barrio Girón año 2019. Foto: A.B.

  • a) Dibujo de Julio González, 1935. b) Barrio Girón 195?. Foto AMVA

  • La Iglesia en la plaza, los ejes y las perspectivas. Foto: Vallaglobo. 2020

  • Viviendas tipo 11. 1950. Arq. Ignacio Bosch y Julio González. Foto: Archivo del Arquitecto Julio González.

  • Bóvedas de ladrillo en las arquerías de la plaza. Arq. Ignacio Bosch y Julio González. Foto : MJG.

Un sentimiento colectivo más allá del tiempo.

 

Un barrio es probablemente un conjunto de muchos elementos, entre ellos el sentido colectivo de pertenencia a un determinado lugar, las vivencias y las experiencias compartidas por los vecinos a lo largo de mucho tiempo. Tiempo: este es un elemento importante que aporta diferentes puntos de vista del mismo espacio físico. El barrio Girón de los años 50 del siglo XX no es el mismo que setenta años después, y con seguridad tampoco será el mismo en el futuro. El contexto social se ha modificado, el significado es distinto, pero permanecen el sentimiento colectivo, el espacio geográfico y los edificios: sobre esto último tratará este artículo

¿Qué hace singular al barrio Girón?

 

Al barrio Girón le hacen especial su imagen, su entorno y ubicación; su traza, sus espacios urbanos y su escala; el sistema constructivo de sus edificios y la monumentalidad de su iglesia… La singularidad de su densidad y su aspecto de asentamiento rural de casas blancas contrasta en la ciudad castellana.  Hoy día, rodeado como está por edificaciones de los años 90, destaca aún más. Pero toda esta peculiaridad es consecuencia del contexto y de la cultura del momento en que se creó, de la confluencia de circunstancias y decisiones personales e institucionales: pocas cosas son totalmente espontáneas o aparecen de la nada. La medida del contexto se calibra también mediante su comparación con otros escenarios geográficos: ¿qué se hacía en otros lugares de España, y de Europa?

 

En 1945, en la vallisoletana cuesta de la Maruquesa, vivían informalmente y en muy malas condiciones familias enteras. Conocido el hecho por el ministro de Trabajo de entonces, el palentino José Antonio Girón, prometió y se implicó activamente en la urgente construcción de 700 viviendas, condecorándole el Ayuntamiento por ello.[1]  Federico Mayo, director general del Instituto Nacional de la Vivienda (en adelante INV), lo activó, y finalmente el proyecto, que se llamó “Grupo Girón” se redactó entre 1949 y 1950. El acto protocolario de entrega de las primeras 168 viviendas se celebró el 22 de mayo de 1955, en presencia del entonces director general del INV Luis Valero Bermejo y del jefe de la Obra Sindical del Hogar (en adelante OSH), cuando simultáneamente comenzaba a idearse en la misma ciudad el barrio 4 de Marzo.[2]

 

La necesidad de vivienda era realmente urgente. En las décadas de los 40 y 50 se construyó un gran número de viviendas, la gran mayoría por iniciativa oficial a través de diversos organismos, instituciones y patronatos, principalmente el INV y la OSH, pues hasta 1957 no se creó el Ministerio de la Vivienda. La relación entre las diferentes instituciones, la OSH, el INV y el propio Ayuntamiento de la ciudad en la adquisición de los terrenos del barrio Girón tuvo su proceso, que queda descrito en el artículo que la revista Anales publicó en 1994.[3] El solar elegido para estas familias, de 25 ha junto al Cerro de las Contiendas, fue escogido por razones de proximidad al lugar donde se encontraba el asentamiento, por sus propias características físicas y por disponibilidad de adquisición. Estaba en el extremo Oeste del planeamiento entonces vigente (el llamado Plan Cort), aún apartado de la ciudad, y junto a una barrera física natural que es este pequeño cerro en una ciudad muy llana.

 

En un principio iba a ser un alojamiento de emergencia. Finalmente fueron 723 viviendas que requerían unas determinadas necesidades  “de carácter religiosos, cultural, sanitario administrativo, comercial, recreativo y cooperativo” según los criterios de entonces,[4] para las que se dotó de dos escuelas, una para niños y otra para niñas (se consideraba población escolar un 15% de los vecinos), centro médico, locales comerciales en una plaza porticada, iglesia con su centro parroquial y el centro recreativo (se solía llamar “Hogar del productor”) que incluía un cine y otras dependencias, más tarde llamado Cine Castilla.

 

Un contexto no muy distinto a otros.

 

Ya tenemos pues los primeros rasgos del contexto, muy marcados: un emplazamiento aislado y el objetivo de acoger familias, que sugerían un carácter rural y autónomo para la intervención. Las transformaciones demográficas y otras consecuencias de las posguerras (la II Guerra Mundial y la Civil española) produjeron un grave problema de vivienda no sólo en España, sino en toda Europa. El trasvase de población del campo a la ciudad, iniciado ya mucho antes, se agravó especialmente. En estas primeras décadas de posguerra, tanto en España como en Alemania, Países Bajos o Francia hubo tal necesidad que la producción constructiva y la regeneración urbana se basaron en la construcción de vivienda social principalmente de iniciativa institucional.[5]

 

Situémonos en cómo se vivía esta situación desde los años 40, tal como la contaron la literatura y el cine.[6] El fenómeno queda representado en tres décadas con tres títulos del cine español: La Aldea Maldita (Florián Rey, 1942), Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951), y La ciudad no es para mí (Pedro Lazaga, 1966). Describen el contraste entre el campo y la ciudad y, especialmente Surcos, el dramático desarraigo de una familia que del pueblo llega a vivir a una corrala madrileña. Las italianas Rocco y sus hermanos (Luchino Visconti, 1960) y Miracolo a Milano (Vittorio de Sica, 1951) tienen temática similar. La neerlandesa Een nieuw dorp op nieuw land (Un nuevo pueblo en una nueva tierra, Louis van Gasteren, 1960)[7], es especialmente interesante porque no era ficción, sino que documentó este proceso de los años 50 y además describe el arquitectónico y constructivo de un pueblo de nueva creación: Nagele. El mismo realizador volvió cincuenta años después y se preguntó por su éxito o fracaso en una nueva película, Terug naar Nagele, (Louis van Gasteren, 2012).[8] Nagele es una intervención especialmente interesante en este artículo por la abundancia de su documentación, por ser coetáneo del barrio Girón y muy novedoso en su momento por sus avanzados planteamientos urbanísticos en el entorno europeo, realizado por arquitectos europeos muy renombrados y referenciales.[9] Sirve muy bien como referencia y contraste histórico y arquitectónico de ambos asentamientos en sus respectivas aspiraciones.

 

En estos documentos fílmicos se lee la evolución de la relación campo-ciudad. Se alude al desarraigo, a la pérdida de identidad (e incluso valores) cuando la necesidad y el puro hambre alejan a familias completas de su entorno y las envían a la ciudad. La urbe (grande como Madrid, o provinciana como la Segovia de La Aldea Maldita) es entendida como un lugar de anonimato y disolución de la tradición que produce un cierto sentido de orfandad en sus habitantes. Este es el contexto del enfrentamiento campo-ciudad, que tanto significó en determinados momentos en los que se debatía carácter rural frente a carácter urbano. Los arquitectos se enfrentaban a ello ante el diseño de nuevos asentamientos e incluso nuevas ciudades. ¿Cómo conseguir un sentimiento de colectividad en un lugar nuevo, sin tradición ni tiempo pasado? Este fue el reto del momento, junto a conseguir alojamientos higiénicos en cantidad. Hay pues dos temas entrelazados: el urbano y el arquitectónico, la ciudad y la vivienda.

 

Momento difícil para encontrar referencias. 

 

Cuando comenzó a desarrollarse el proyecto del barrio Girón, a finales de los años 40, no había muchas referencias sobre pueblos o barriadas enteras absolutamente nuevas y de cierta entidad. La reconstrucción europea tras la II Guerra Mundial se ocupó principalmente en recuperar ciudades y pueblos ya existentes, y completó o aumentó ensanches casi siempre sobre trazados previos. Pero la construcción urbana ex novo no era tan frecuente. Excepción podrían ser los pueblos creados desde cero en los pólderes de los Países Bajos, como Nagele,[10] levantados sobre lugares sin referencias previas. Pero en la aislada España del momento el panorama era otro.

 

En los años 40, la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones (creada en 1938 como “Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones”) estaba destinada a la recuperación o reconstrucción de lugares destruidos o muy dañados por la guerra. No eran propiamente una referencia de investigación sobre asentamientos nuevos. Esta institución, que tenía un aire bastante tradicionalista, apenas tenía presencia en la zona vallisoletana, pero sí la tenían otras instituciones más abiertas. El INV, la OSH, los Ayuntamientos y los diversos patronatos (Patronato Francisco Franco, Patronato San Pedro Regalado, etc.) estaban construyendo viviendas en Valladolid en escalas pequeñas. En los pueblos de la provincia estas instituciones levantaban también viviendas, de una en una o en pequeños grupos, como mucho de 50 viviendas.

 

En 1941 la Revista Nacional de Arquitectura (RNA) publicó el diseño para un poblado en el Cerro Palomeras en Madrid para 15.000 habitantes,[11] que ilustra el planeamiento de ese momento. Era regular, presidido por la monumentalidad, con imagen muy escurialense. Estaba firmado, entre otros, por Luis Moya (quizá el arquitecto más prestigioso del momento) y José Tamés Alarcón. Tamés fue nombrado dos años después Arquitecto-jefe del Servicio de Arquitectura del Instituto Nacional de Colonización (INC) y se mantuvo a su frente hasta 1975. Este Instituto se creó en 1939 tras la Ley de Reforma Agraria de 1932, y tuvo su propio servicio de arquitectura ya desde 1941. Es una referencia fundamental para comprender la arquitectura y el urbanismo del momento.

 

La riqueza arquitectónica del Instituto Nacional de Colonización es hoy día cada vez más valorada. [12] Entre sus 300 pueblos, construidos de nueva planta en lugares sin apenas referencias, acumula los planteamientos urbanos más experimentales y creativos de esas décadas. Entre sus arquitectos estuvieron Fernández del Amo, De la Sota, Eduardo Torroja, Jesús Ayuso, Delgado de Robles, García-Nieto y otros muchos. Fue notable también la colaboración con los más jóvenes artistas plásticos del momento y la aportación de arte aplicado en todas sus expresiones, especialmente en las iglesias. La arquitectura se estaba abriendo hacia una concepción moderna y libre. El mismo Tamés ilustra en su propia trayectoria profesional el fuerte cambio que se estaba produciendo en pocos años y cómo evolucionó, de su escurialense trabajo en 1941 con Luis Moya, al moderno edificio que diseñó en 1956 para el propio Instituto, en La Castellana nº 112. Este edificio muestra la coordinación que hubo en ese momento entre arquitectura moderna y artes plásticas, y en él colaboraron artistas como Ángel Ferrant, Amadeo Gabino, Rivera y otros, cuyas obras aún se pueden disfrutar en muchos de esos 300 nuevos pueblos.

 

Pero en los años 40 el INC estaba todavía iniciando su línea de trabajo, con intervenciones menores. José Tamés reconoce que cuando comenzaron no tenían apenas referencias, más que los modelos conocidos del Agro Pontino italiano, y los moshavs y kibutzs del que más tarde sería el Estado de Israel,[13] con asentamientos desde los años 20. La construcción de viviendas en la España de posguerra cumplía varios objetivos, uno de ellos ideológico, suscrito desde la política franquista (por el propio Franco, Girón, el delegado Federico Mayo.[14]) Pero los aspectos arquitectónicos y humanísticos estaban sustentados en la actuación de técnicos como José Fonseca Llamedo o el mismo Tamés. Estos y otros dirigían la OSH, el INV y el INC desde un punto de vista profesional, racional y científico, buscando la dignidad y la higiene de la vivienda desde el estudio de la arquitectura vernácula.[15]

 

Los grupos de casitas blancas

 

Estos organismos (OSH, INV, INC) eran diferentes, pero en los resultados había similitudes. En la provincia de Valladolid el INC realizó, además de diversas actuaciones menores,  el poblado de 84 viviendas en el Coto de San Bernardo, de 50 en San Rafael de La Santa Espina, y 39 viviendas en Foncastín de Oliegos,[16]  todos con sus dotaciones respectivas.[17] Como en el barrio Girón, todos ellos son perfectamente reconocibles, todos ellos podrían ser “un pueblo de casitas blancas en medio de Castilla”.[18] La imagen de estos poblados, dentro de sus diferencias, es una consecuencia común de diversas circunstancias y planteamientos. Todos debían además cumplir el Reglamento de 1939 sobre viviendas protegidas,[19] con unas reglas y disposiciones muy concretas en cuanto a superficies, soleamiento, higiene, etc.

 

Dentro de las muy diversas formas de estructurar la trama urbana, en los nuevos poblados del INC siempre se mantuvo la jerarquía de plaza y de la iglesia, foco que centralizaba la organización de los demás edificios, escuelas, centros recreativos y viviendas. La plaza es una invariante específica: un espacio central, entre límites, controlado, incluso cercado por algo tan propio de los pueblos españoles como los soportales. En los trazados del INC hay una gran variedad de formas geométricas en la articulación entre este espacio focal y los demás edificios: hay plazas cuadradas, circulares, en abanico, de formación en hexágonos irregulares, en línea… En los otros países centroeuropeos reconstruidos no se encuentra este espacio colectivo cerrado, ni en los pueblos nuevos de los pólderes neerlandeses, en los que hay otro concepto en la organización de la vida social.

 

Respecto a otras intervenciones vallisoletanas del INV, lo que caracteriza y diferencia al barrio Girón y lo que le asemeja al trabajo del INC es su carácter rural. Otras actuaciones en la ciudad habían tenido un carácter urbano, con edificación en bloque en altura: grupos en manzana cerrada junto al Puente Mayor y la Victoria (del arquitecto Manuel López) y en edificación abierta en el paseo de Filipinos, inaugurado en 1945).[20] En 1940 la OSH estaba proyectando en Valladolid otro grupo de 191 viviendas en el barrio de Santa Clara, también con el mismo nombre de José Antonio Girón,[21] pero distinto al “barrio Girón” que nos ocupa. Otros grupos urbanos, construidos por estos organismos, hasta bien entrado el siglo XX, fueron los llamados José Solís, Leones de Castilla, Cristóbal Colón, San Alberto Magno, San Francisco de Asís, XXV años de paz, Huerta del Rey y Arturo Eyries. Pero el marcado carácter rural se mantuvo sólo en Girón y en el barrio San Pedro Regalado, este último una iniciativa del Patronato del mismo nombre.

 

La formación y evolución de los arquitectos.

 

El proyecto del barrio Girón recayó en dos arquitectos nacidos en el mismo año y con ciertas semejanzas en sus trayectorias profesionales: Julio González Martín (Peñaranda de Bracamonte 1910- Valladolid 2001) e Ignacio Bosch Reitg (Gerona 1910- 1985). Eran arquitectos de la OSH en Valladolid y Gerona respectivamente y formados ambos en la República: González en Madrid, y Bosch en Barcelona. Se conocían por haber participado Julio González en un informe sobre la gestión del suelo de San Narcís, un barrio de 527 viviendas realizado por Bosch en Gerona.[22]

 

Este barrio, San Narcís, inaugurado en 1951, tiene similitudes muy evidentes con el barrio Girón. Ignacio Bosch había realizado, además de este barrio, el grupo de 150 de San Daniel en Vilarroja y otros más. Julio González tenía ya en 1949 cierta experiencia en edificaciones de pequeños grupos, viviendas aisladas y policlínicas desde su labor en el INV por las provincias de Valladolid y Palencia Estaba proyectando por entonces el Instituto Laboral de Saldaña. En su formación había analizado la arquitectura popular con mucho interés, como muestran sus dibujos. Este estudio de la vernácula le llevó a participar con éxito en el primer concurso sobre las Viviendas Rurales-Tipo de 1935 con Fonseca,[23] con quien le unía una buena relación, y a aplicar esta experiencia en su trabajo por la comarca castellana.

 

Bosch y González tuvieron su propia evolución arquitectónica. Pasaron de un tradicionalismo de factura más o menos convencional en el comienzo de sus carreras hasta adoptar directamente los principios del Movimiento Moderno. Bosch utilizó un lenguaje de tímido clasicismo en 1944 en el Hotel Ultonia, en grupos de viviendas de carácter neo-tradicional,[24]  y más adelante evolucionó hacia una expresión moderna en las Dominicas y en las viviendas de la calle Hortes 7 de Gerona.[25] Para cuando se inauguró el Girón, en 1955, Julio González ya estaba haciendo su transición hacia una arquitectura moderna. De ello queda muestra en los cambios del proyecto de la iglesia de los Franciscanos (en el vallisoletano paseo de Zorrilla): desde los primeros dibujos, de un tradicionalismo ya de por sí bastante esquemático y geométrico, evolucionó a un radical estructuralismo moderno que algunos han relacionado con Auguste Perret.[26] Ya continuó en esta línea hasta el final de su ejercicio profesional.

 

Para ambos la tradición era un punto de apoyo desde el cual realizar la investigación racional, plástica y de economía constructiva que el momento exigía.[27] No era un acercamiento superficial, sino racional para adaptarlo a nuevas circunstancias. No era la imitación de lo pintoresco, llamado entonces “el pastiche”, sino una interpretación de lo popular y una plasticidad estética basadas en la simplificación de las formas tradicionales.   

 

¿Un lugar en la ciudad o cerca de la ciudad?

 

Los testimonios históricos sobre la ciudad (el plano de Ventura Seco de 1738, el del militar Matías Hidalgo de 1847, etc.) apenas incluyen al espacio que después ocupó el barrio Girón. El límite urbano de Valladolid estaba en el Cerro de las Contiendas: la referencia histórica de la Huerta del Rey en la margen derecha del Pisuerga termina en esta zona. Las ideas utopistas o de ensanches urbanos del siglo XIX, las de Ebenezer Howard o propuestas como las de Arturo Soria o Cerdá apenas enraizaron en esta ciudad castellana. Los intentos de renovación, como el de la “ciudad jardín” de la Compañía de Colonización Castellana, firmado en 1916 por Gutiérrez Lázaro, y algunos desarrollos pensados para la Huerta del Rey,[28] no prosperaron. La influencia de la ciudad jardín de Garnier se ha asociado alguna vez al barrio Girón, pero no encajó aquí ese concepto, aunque es muy probable que a través del pensamiento del arquitecto César Cort (autor del planeamiento municipal, aprobado en 1939) hubiera llegado alguna influencia. La ciudad jardín es un modelo urbano como contestación a la ciudad industrializada, agresiva y desnaturalizada. Pero en Girón se plantea otro modelo: el netamente rural, tomando clara postura, en el debate campo-ciudad, por el primero. Girón no es una ciudad jardín sino un pueblo, estando la diferencia entre ambos planteamientos en criterios más allá de sutilezas y matices peculiares.

 

En las décadas 40 y 50 ambos márgenes del Pisuerga estaban unidos solamente por dos puentes, Mayor y Colgante. El Planeamiento vigente desde 1939 previó la construcción de otros nuevos, que se fueron finalizando en las siguientes décadas: el del Cubo en 1956, el del Poniente en 1957 y el actual Adolfo Suárez en 1957.[29] Cort y el propio Julio González, arquitecto municipal desde 1943, creían en una ciudad alrededor del río, en ambos lados.[30] Esto requería el desarrollo de la margen derecha, en la Huerta del Rey. Toda la operación del INV para la gestión de sus terrenos comenzó en marzo de1949[31] y tuvo un proceso bastante largo: se trataba de una extensión de casi 50 Ha que no se terminó hasta muy avanzado el siglo XX.  Mientras tanto, el barrio Girón, inaugurado desde 1955, quedó aislado por un erial a medio urbanizar que le separaba de la ciudad, y como único cordón umbilical el Puente Mayor, al que se le fueron añadiendo después los nuevos puentes.

 

La traza del barrio Girón es deudora del planeamiento desarrollado por César Cort. Este catedrático de Urbanología y profesor en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid desde 1918, tuvo influencia sobre varias generaciones de arquitectos y en el urbanismo español de principios de siglo. Fue un gran reivindicador de Cerdá. Tenía contactos europeos, especialmente ingleses,[32] y tuvo también experiencia directa de planeamiento en Salamanca, Murcia, Burgos, Ceuta y Madrid, entre otras ciudades. La Urbanología, término instaurado por él, no tenía por objeto sólo la ciudad, sino el territorio y las relaciones que en él se creaban en un todo continuo.[33] Territorio y ciudad se debían enlazar mediante vías de diferentes jerarquías. El título de uno de sus textos “Campos urbanizados y ciudades rurizadas” y su consigna “¡Que la ciudad se ruralice”! es suficientemente significativo de su pensamiento.[34] Su propuesta para el desarrollo de Valladolid ya ha sido bastante analizada (y criticada) por proponer una transformación de la ciudad considerada insuficiente para algunos y destacada como destructora de edificios singulares para otros. Pero había bastante más: Cort era un urbanista culto, propuso esquemas urbanos, y para esta margen del río su planeamiento no encaja en esa idea de “la constante reforma de crecer sobre sí misma” con la que fue descrita posteriormente la ciudad de esas décadas.[35]  

 

El límite Oeste del planeamiento que propuso Cort llegaba hasta el Cerro de las Contiendas. Entre este límite y el río, la trama urbana se estructuraba en manzanas y grupos de estas en núcleos con su centro, que constaba de escuela, iglesia, mercado y centro recreativo. A su vez estos núcleos se articulaban mediante un sistema de espacios libres y jardines enlazados con zonas agrícolas que higiénicamente aseguraran la pureza del aire. Las manzanas, irregulares, adoptaban las formas definidas por los encuentros de espacios públicos y los diferentes tipos de vías: peatonales, para circulación ligera, pesada, etc., y se unían con la otra margen del río mediante los cinco puentes citados. Los nombres de las calles del Girón, tan sugerentes,[36] ya estaban reflejados en este planeamiento: avenida de los Cerros, de los Recreos, calle Oriental, de los Enamorados, de la Fe, del Ingenio de Zubiaurre, de las Eras, de la Ría, de la Olma, del Hogar, de la Verdad, de la Concordia, calle Escondida, calle Chica, Calle Breve, calle Curvada, del Mercado, de la Familia, Camino de Tajahierro… merece la pena relatarlos por su lirismo.

 

Un nuevo escenario en todos los campos.

 

En 1958 el INV y el Ayuntamiento proclamaron un concurso urbanístico de ideas para la Huerta del Rey. Participaron arquitectos y urbanistas que después fueron muy reputados: Corrales y Molezún, Javier de Mesones y Miguel Durán-Lóriga, entre otros. Los planteamientos premiados fueron radicalmente distintos a los de Cort. Era ya otro urbanismo, otra estructura de intervención sobre el suelo, otra generación de arquitectos. Por estas fechas ya se estaba terminando el barrio Girón, cuya entrega de viviendas había comenzado en 1955. Pese a ello, y ser Girón uno de los límites del proyecto y estar ya habitado, en el concurso apenas se le nombra. Sólo se mira hacia la ciudad, hacia el Este, pero no hacia el Oeste. En la convocatoria y resultado del concurso, publicado con detalle en la revista Arquitectura, [37] no se le hace referencia. En los planos, dibujos y maquetas, muy pocos concursantes lo incluyen.

 

En la Sesión crítica organizada por la propia revista, sólo Pedro Bidagor hace referencia al plan Cort, y sugiere que su revisión se debería haber estudiado previamente al concurso. El concurso hablaba en grandes cifras y densidades: “La población total del sector, incluida la zona construida, llegará a ser de 74.000 personas, que ocuparían 185 hectáreas-descontando la superficie dedicada a zona semiindustrial y deportiva-, lo cual nos hace bajar la densidad total a 400 habitantes por hectárea”. [38] Difícilmente se hubiera podido llegar a estas cifras en ese lugar con el planeamiento Cort anterior.

 

El urbanismo que surge desde entonces, cercando los años 60, es construcción en altura, la edificación abierta y exenta, las manzanas grandes para hacer fácil el tráfico rodado y los espacios libres del interior de manzana para esparcimiento. Se piensa en “zonas verdes” como compensación de la densidad, a pesar de que los ganadores, Corrales y Molezún dicen que “especialmente en el caso de la meseta de Castilla, la zona verde es algo utópico y costoso de conseguir”. [39] Las tramas se estructuran en grandes cuadrículas de arterias y vías rápidas para vehículos. Sólo han pasado diez años desde la primera idea del Girón, pero el panorama ya ha cambiado y la influencia de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM), que se venían realizando en el centro de Europa desde los años 30, se hace notar y es ya hegemónica.

 

El encaje de este nuevo urbanismo con Girón es difícil: el contraste de estilo, de escala, de formas y de planteamientos es muy fuerte.  No es sólo la densidad o los números absolutos (723 viviendas Girón, 6.000 la Huerta del Rey); es la escala y el planteamiento volumétrico y vertical de la nueva Huerta del Rey frente al horizontal de Girón. Es la estructura urbana de la zonificación, zoning, frente a la compacidad y el uso mixto. Los dos estilos de intervención urbana, tan diferentes, casi antagónicos, muestran las diversas formas de acercarse a la organización colectiva y las formas de la ciudad. Resulta un perfecto muestrario que indica los cambios sociales y demográficos que estaban sucediendo rápidamente. Son la explicación del tremendo contraste formal que hoy podemos observar y que hace tan singular al Girón.

 

Símbolos arquitectónicos e invariantes castellanos en la jerarquía urbana.

 

En su origen, el barrio Girón coordinó la propia topografía del terreno, su relación con la ciudad y una estructura interna dotada de autonomía e identidad. La sujeción de su traza al Plan Cort puede leerse con más o menos exactitud: algunas calles mantienen el trazado y el nombre previsto por este planeamiento y otras son adaptaciones, nueva creación en el interior de las manzanas o en la falda del cerro, donde las sinuosas calles resultan singulares en una ciudad predominantemente llana, pero son la adaptación lógica a la topografía. La conexión con la ciudad estaba encaminada por la avenida de los Cerros (que cruzaría el Pisuerga por el puente del Poniente) y la Avenida de los Recreos, que limitaba el barrio y cruzaría por el puente de Doctrinos.

 

Se prevén los ejes y las vistas del barrio hacia la ciudad, y viceversa, de la ciudad al barrio a través de la avenida de los Cerros. Esta avenida fue prevista en origen en línea recta pero finalmente se curvó en la actual Feria de Muestras.  El viandante que accede al Girón desde el centro de la ciudad se orienta a través de la mirada en los volúmenes de la Iglesia, a la que se dio el nombre de San Pío X, sobre unas escaleras de proporciones y formas significativas. Cort creía en un urbanismo que identificara la ciudad por sus símbolos y vistas. Como en los poblados del INC, la fortaleza de la Iglesia como símbolo es evidente e inmediatamente reconocible. La predominancia del edificio religioso era una constante en los poblados españoles del INC, pero también en las intervenciones europeas de los años 50. En las ciudades neerlandesas se construían edificios separados para las diferentes confesiones cristianas: en el Nagele de referencia, para 300 viviendas se construyeron tres iglesias monumentales (Protestante, Protestante Reformada y Católica Romana), de factura muy elegante de Movimiento Moderno.[40] Pasado el tiempo, el sentimiento religioso se ha reducido en toda Europa, pero se mantiene la representativa monumentalidad simbólica de sus edificios.

 

Hay invariantes populares inequívocamente españolas, como la plaza y los soportales (inexistentes en los países europeos del norte a pesar de climas más duros), ya utilizados por los arquitectos del Girón como forma de jerarquizar la organización urbana e identidad. La plaza porticada en el San Narcís de Gerona de Ignacio Roitg es de gran tamaño, rectangular e importante. Julio González diseñó en Valladolid las plazas de Las Batallas, la de la calle Madre de Dios y la del barrio de San Pedro Regalado, cuadradas y regulares. En Girón es muy singular cómo la traza aparentemente cuadrada de una plaza tradicional se rompe con la irrupción, en su centro, de la iglesia, semi exenta. El espacio resultante, descalabrada la regularidad, no resulta sin embargo desestructurado y sigue manteniendo su sentido, al mismo tiempo que la colocación de la iglesia focaliza la vista desde su conexión con la ciudad.

 

Está claro que la iglesia se utilizó para dotar de dignidad al barrio, para aglutinar, para representar, para dar identidad, tal como consideraba Cort: “las imágenes de la ciudad se configuraban a partir de hitos, focos, finales de perspectivas, que eran fundamentales para la creación de una identidad urbana que permitiera distinguir un lugar de otro”,[41] y así se debió tratar en Girón. Sobresale la iglesia del Girón en el barrio como sobresale en los pueblos castellanos, marcando el perfil, identificando al pueblo desde lejos y, en este caso, desde la ciudad. La Iglesia aglutinaba la identidad del pueblo, los acontecimientos vitales, sus biografías, la vida religiosa y social con un objetivo común.

 

En ese momento el edifico religioso permitía la experimentación plástica para profundizar en la arquitectura. La factura de la iglesia del barrio Girón difiere en formas, significado y planteamiento de la de iglesia de San Narcís en Gerona de Ignacio Bosch. San Narcís se inserta en el perímetro de la plaza porticada del barrio, tiene un carácter menos predominante, y se apoyada en la tradición neogótica del siglo XIX como paradigma de la arquitectura religiosa. En Girón, sin embargo, hay una factura muy local, inspirada en la barroca iglesia de Nuestra Señora del vallisoletano municipio de Rueda.[42] Se deduce en ella la mano de Julio González, que para entonces ya había realizado la Iglesia del Instituto de Saldaña en Palencia y en poco tiempo realizará las vallisoletanas de los Franciscanos (Paseo de Zorrilla) y la del barrio 4 de Marzo.

 

La iglesia de San Pío X parece un primer paso en una trayectoria de búsqueda de limpieza y simplicidad de formas y volúmenes. La distribución en tres naves, rematada en girola, con un pórtico adosado, a manera de nártex lateral, refleja una visión clásica de la función litúrgica de la iglesia, anterior al Concilio Vaticano II. El uso de formas volumétricas muy primarias, limpias y puras, en las torres del pie de la iglesia, en la torre del campanario, procede de la tradición, reflexionada y decantada, que se adapta a nuevos tiempos y circunstancias, pero que es eterna.

 

Respecto a los espacios urbanos, no hay dos iguales en Girón. Hay plazas, plazoletas, encuentros, cruces, rincones, rinconadas, travesías, fondos de saco... Para ello se utilizan todas las figuras geométricas planas: cuadrado, trapecio, círculo, semicírculo, elipse, triángulo… No existe la geometría regular, y se prescinde de toda cuadrícula o formación repetitiva rígida, que por funcionalidad, industrialización o masificación fueron tan habituales en los nuevos asentamientos europeos (Siedlungen, pólderes, o la propia Huerta del Rey.)

 

La densidad es uno de los elementos claves del Girón. Se realizaron 723 viviendas en una superficie de 25 hectáreas. Esta densidad, aunque superior a las habituales neerlandesas comentadas, [43] es aún muy baja, y sobre todo en relación con las necesidades que se estaban creando. Difícilmente se hubiera podido alcanzar una edificación en masa con esas densidades, como comenzaba a ser entonces urgente. El rápido desarrollo provocó unas concentraciones muy altas. Décadas más tarde, y ante el abuso de la presión edificatoria, la española Reforma de Ley del suelo de 1975 estableció el límite de 75 viviendas por hectárea, cuando en Girón es de 28 y para Huerta del Rey se previeron cerca de 100.

 

El concepto de “zona verde” como espacio compensatorio de otros edificados densamente no encaja en la ruralidad pretendida para Girón. En la tradición española rural hay espacios colectivos de recreo más o menos ornamentados. Tanto en Girón como en San Pedro Regalado, lugares de viviendas unifamiliares, los espacios libres privados no son jardines sino patios o corrales para los que se pensó en origen una misión productiva[44] y, como en los pueblos castellanos, con sus traseras a los viales. La realidad ha confirmado este modelo: no hay más que consultar Google-Earth, que muestra que lo verde y ajardinado es muy escaso en las parcelas privadas, que se utilizan mayoritariamente como patios y no como jardines. 

 

La higiene y la salud en la nueva vivienda.

 

Candau[45] señala en el campo de la vivienda social tres etapas: una enfocada hacia condiciones higiénicas, otra orientada hacia el planeamiento y una final dedicada a la promoción de viviendas, ya en 1954. Cuando se inicia el barrio Girón, éste estaría entre las dos primeras. Ya había una cierta política de vivienda social, pero aún tenue. Era heredera de las reacciones a la industrialización del siglo XIX, de la Ley de Casas baratas de 1908, de la de Casa económicas de1925 y de la de 1935. La Fiscalía de la vivienda, que dictaba unas condiciones mínimas para alojamientos nuevos, se creó en 1936; la cédula de habitabilidad (que controlaba estas directrices mínimas) funcionó desde 1937. El INV se creó de 1939 y dictó sus propias reglamentaciones que incidían sobre salubridad, higiene, economía, ventilación y soleamiento, y que tuvieron una fuerte influencia en las realizadas por OSH y los diversos “patronatos” (Francisco Franco, SPR, de viviendas Conde Ansúrez, el Patronato Social-Católico de la Viviendas, Patronato de casas militares, etc.)

 

¿Cómo eran estas viviendas? En toda Europa de posguerra la escasez de recursos y la alta necesidad exigían unas actuaciones muy controladas, eligiendo limitar superficie en favor de cantidad “para construir más viviendas”.[46] Las reglamentaciones del INV y las exigencias de las Fiscalía de la vivienda eran bastante claras en lo referido a programa, dotaciones y superficies. Como en otras experiencias de la época, como las Siedlungen berlinesas u otras investigaciones similares europeas, dentro de las diferencias hubo similitudes. Están en la búsqueda “científica” de una vivienda digna con mínimos. Son numerosos las reuniones, congresos, publicaciones españolas e internacionales (los CIAM desde los años 30) sobre cómo debería ser una vivienda mínima que diera uso al mayor número posible de alojamientos de una manera digna con los recursos materiales existentes.  Esta preocupación es constante en los países europeos tras las contiendas del siglo. 

 

Las soluciones obtenidas para esta vivienda mínima no son muy diferentes, dentro de los contextos. En España se consideraba la célula mínima imprescindible para una familia la vivienda de tres dormitorios (para padres, hijos, hijas), estancia, cocina independiente y aseo. A diferencia de la unidad de vivienda europea,[47] la vivienda de dos dormitorios era escasa y no se consideraba suficiente. La Fiscalía establecía también mínimos de saneamiento, de iluminación y ventilación respecto a las superficies de las habitaciones vivideras que fueron fundamentales para la salud y mejoras higiénicas del momento. Dentro de estas exigencias, en el barrio Girón hay un despliegue de soluciones bastante variado y de tamaño bastante bien dotados: la mayoría de las viviendas tienen entre 80 y 100 m2. Se crearon 17 tipos de viviendas distintas, de una o dos plantas, a su vez con tipologías distintas para los extremos de las parcelas y en esquina. Las viviendas de la plaza eran diferente, preparadas para cerrar el espacio de forma compacta y alojar locales comerciales. Se adaptaban también los programas en función del trabajo de la familia: para braceros, para funcionarios, para los trabajadores de tal fábrica, para colonos, para el médico, etc.  y para todo el patio era un elemento complementario en ese momento de gran importancia.

 

Un sistema constructivo tradicional para una nueva vivienda.

 

El sistema constructivo usado en Girón es un resultado directo de los materiales y recursos disponibles. Había una enorme escasez de cemento y de hierro. La industrialización era inexistente. No había apenas contacto con el exterior. Hasta 1950 no se dispuso de cemento en pequeñas cantidades, mezclado con cal en muros de ladrillo. ¿Cómo construir entonces, sin cemento, sin acero y tampoco existía construcción en madera? Pues con bóvedas de ladrillo, el único material local en cantidad. Luis Moya las utilizó exhaustivamente, en edificios singulares y en viviendas sociales, como su grupo en Usera en 1941[48]. Julio González también la utilizaba, con cimbra de madera,[49] y siguió utilizándolas posteriormente a Girón. Bosch escribió en la revista Arquitectura en mayo de 1949 un completo artículo sobre la “Bóveda vaída tabicada de doble curvatura y de un solo grueso de ladrillo hueco en arco rebajado”.[50] Cita a Guastavino, Jaime Bayó, Luis Moya y Bassegoda. El artículo describe la bóveda con mucho detenimiento, y en él Bosch dice que “Si consigo que algún compañero, hoy alejado de estos. sistemas, se interese por los mismos, me consideraré satisfecho”.

 

Las bóvedas de ladrillo sencillo que propone se apoyan sobre los ángulos de cada habitación, de forma que distribución y estructura están unificadas. Los hombros de la bóveda se rellenan (con lo que se pueda, incluso escorias) hasta conseguir el apoyo de un solado plano.  El sistema restringe mucho la distribución, que debe coincidir con la estructura. A fecha de hoy, año 2021, en la era de la sostenibilidad y eficiencia de recursos, algunos criterios señalados entonces por Bosch en el artículo citado de 1949 resultan de lo más refrescante:

 

No hay duda que es contrario a un buen rendimiento el construir forjados de piso y jácenas que, para soportar sobrecargas de 150 a 200 kg/m2 tengamos un peso de 250 a 300 kg/ m2. Al emplear bóvedas tabicadas sin doblado vamos a pesos propios de 50 a 60 kg/m2 para soportar iguales sobrecargas… Es preciso aligerar las construcciones, pues no son precisamente las más sólidas aquellas más pesadas. Desaparece (la necesidad de) el cemento Portland, y el hierro queda reducido a 1,5 kg/m2.

 

Con el mismo sistema constructivo y los mismos simples materiales (mayoritariamente ladrillo y cal) se construyeron todos los edificios del barrio Girón. En los edificios singulares (plaza, centro recreativo, iglesia) se aplicó el mismo método, pero se empleó el ladrillo visto, sin revestir, que era más caro. El espacio es el único lujo. No hay intención de pintoresquismo o alusión folclórica al sur español en esas “casitas blancas”, sino una razón constructiva, práctica y racional. Nada más accesible, eficiente, económico y verificado por el tiempo que ladrillo y cal. Y ya está.

AMVA Valladolid – Artículo El barrio Girón, un ejemplo de la construcción de viviendas sociales en la postguerra española /María Jesús González Díaz, Fernando Frau Olmedo, José Luis Sáinz Guerra . Publicado en la revista Anales de Arquitectura nº 5. 1993/1994

AMVA Valladolid – Artículo El barrio Girón, un ejemplo de la construcción de viviendas sociales en la postguerra española /María Jesús González Díaz, Fernando Frau Olmedo, José Luis Sáinz Guerra . Publicado en la revista Anales de Arquitectura nº 5. 1993/1994

 

Una permanente adaptación.

 

El barrio Girón es el resultado de una combinación de referencias, experiencias y circunstancias que el tiempo ha demostrado ser bastante eficaz. Nació como actuación de emergencia e incluso provisional, pero mantiene su vida desde hace ya casi 70 años. La buena valoración de la que ahora disfruta ha demostrado que fue capaz de crear comunidad, de formar barrio y espacio para la colectividad, utilizando criterios tradicionales e invariantes muy experimentados, sin desatender una cierta novedad creativa. Su escala, la arquitectura, su imagen y sus espacios urbanos han facilitado e incluso producido este sentimiento colectivo. Las circunstancias dictaron algunas de sus soluciones, a las que se añadieron un criterio racional y unos planteamientos bastante lógicos en los que predomina una visión humanística y tradicional del espacio común.  Superados los primeros contextos de su trayectoria, ahora, ya bien entrada la segunda década del siglo XXI, surge otra etapa. ¿Cómo se adaptará a ella? ¿Cómo reaccionará a la presión de los edificios de su perímetro, a los cambios sociales, a los retos ecológicos y pandémicos, tan diferentes y ajenos a su origen?  

 

 

Referencias.

 

[1] Las sesiones de ayer en el Ayuntamiento. El ministro de Trabajo, señor Girón, es nombrado hijo adoptivo de Valladolid, acordándose concederle la Medalla de Oro de la ciudad. El Norte de Castilla, 7 de febrero de 1952.

[2] El director general del del Instituto Nacional de la Vivienda, en Valladolid. El director general del Instituto Nacional de la Vivienda visitó los bloques de casas en construcción. En el grupo «Girón» presidió la entrega de títulos a los beneficiarios de las viviendas. El Norte de Castilla, 24 de mayo de 1955.

[3] González Díaz, M. J, Frau, F. Sainz Guerra, J.L. El barrio Girón. Un ejemplo de la construcción de viviendas sociales en la postguerra española.  Revista Anales de Arquitectura Nº 5, 1993-1994 <acronym>ISSN</acronym> 0214-4727, pp. 93-112

[4] Tamés Alarcón, José. Actuaciones del Instituto Nacional de Colonización 1939-1970.Revista Urbanismo. COAM.  Nº 3, pp 4-12

[5] Reinprecht, C, Levy-Vroelant, C and Wassenberg, F Social Housing in Europe II- A review of policies

and outcomes Learning from histories: changes and path dependency in the social

housing sector in Austria, France and the Netherlands (1889 - 2008) - London School of Economics and Political Science ISBN 978-0-85328-313-3. December 2008

[6] Ballesteros, I. (2016). Éxodo rural, migración e inmigración en el cine español. Hispanófila Nº 177, 249–261. https://www.jstor.org/stable/90012346

[7] van Gasteren, Louis Alphonse. Een nieuw dorp op nieuw land (A new village on new land) 1960.

[8] van Gasteren, Louis Alphonse.  Terug naar Nagele. 2012.

[9] Arquitectos de Nagele fueron el grupo De 8: Gerrit Rietveld, Cornelis van Eesteren, Aldo van Eyck, Jaap Bakema, Ben Merkelbach, Mart Stam, Mien Ruys.

[10] Abad Monllor, Enrique. Nagele: un nuevo asentamiento en un paisaje artificial. Tesis Doctoral. 2015. ETSA Madrid. https://oa.upm.es/40039/

[11]Plan de viviendas en los suburbios de Madrid. Revista Nacional de Arquitectura, RNA, Nº 10- 1941, pp 18-23

[12]  Instituto Nacional de Colonización. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Se cita: “Existe entre la comunidad científica una unanimidad en la relevancia de la obra arquitectónica de la citada política de colonización, expresada fundamentalmente a través en la construcción de los nuevos pueblos de colonización (mas de 300 en toda España)”.

https://www.mapa.gob.es/ca/ministerio/archivos-bibliotecas-mediateca/mediateca/colonizacion.aspx

[13] Tamés Alarcón, J. Actuaciones del Instituto Nacional de Colonización 1939-1970. Revista Urbanismo. Nº 3. pp 4-12.  f

[14] Hov será inaugurado en el barrio de Santa Clara un grupo de viviendas ultrabaratas.  La construcción de viviendas económicas en Valladolid se llevará a un ritmo acelerado. El Norte de Castilla, 18 de julio de 1950.

[15] Flores Soto, José Antonio. El debate de lo vernáculo en España durante la primera mitad del siglo XX. El genio maligno. Revista de Humanidades y ciencias sociales. Nº 6. marzo 2010. ISSN: 1988-3927

[16] Foncastíon de Oliegos tuvo 39 viviendas y sus correspondientes dependencias agrícolas, servicios docentes, municipales y religiosos (se dotó a la Iglesia con un mural de pintor Manuel Rivera Hernández) en 1947 siendo el arquitecto Jesús Ayuso Tejerizo  Este arquitecto utilizó también un lenguaje distinto para las intervenciones rurales del INC y en la ciudad, fruto de su propia evolución: proyectó el edificio de c/ Santiago 31 terminado en 1960.

[17] Silva Velasco, Luis, Pueblos de Colonización en la provincia de Valladolid: El caso de San Bernardo, análisis y evolución. TFM inédito. Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Valladolid.

[18] Clara Pino Bravo, Clara. Girón, un pueblo andaluz en la meseta castellana. El Diario.es 3 de abril de 2020

 https://www.eldiario.es/castilla-y-leon/provincias/valladolid/pueblo-andaluz-mitad-castilla_1_1127727.html

[19]Reglamento de la Ley de 19 de abril de 1939 sobre viviendas protegidas. Instituto Nacional de la Vivienda. 1939

[20] Bendición de las viviendas protegidas de la barriada de Filipinos. El Norte de Castilla, 6 de diciembre de 1945.

[21] La obra Sindical va a construir 191 viviendas protegidas en Valladolid. El Norte de Castilla, 24 de noviembre de 1949.

[22] Puigverd, Antoni. Las casas baratas. El País,20 mayo 2003. 

https://elpais.com/diario/2003/05/20/catalunya/1053392841_850215.html

[23]  La vivienda rural en España: estudio técnico y jurídico para una actuación del estado en la materia. Revista Arquitectura Nº 1 enero 1936-pp 12 y19 

[24] Arjona i Borre, Josep. M. 1954. Les cases barates de Vila-roja Memòria d’una desaparició anunciada i les claus del seu valor historic. Universitat de Girona, 2011

[25] La vivienda moderna - Nivel B, 1925-1965 CASA FERRER. 1962 Registro DoCoMoMo Ibérico. https://www.docomomoiberico.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=601:casa-ferrer&Itemid=11&vista=1&lang=es

[26] Fernández Villalobos, Nieves. Iglesia de Santo Domingo de Guzmán: Ritmo, Luz, Límites y Escala. Doce edificios de arquitectura moderna en Valladolid. Departamento de Teoría de la Arquitectura y Proyectos Arquitectónicos / ISBN: 84-689-7165-0 e 972-8784-20-1 Porto: ESAP, 2006 P .77-89

[27] Ricardo Gulli . Arte y técnica de la construcción tabicada. pp 64

 Lo que sí parece importante destacar es que más allá de los presupuestos proyectuales y de los éxitos arquitectónicos producidos, evidentemente marcados de una sustancial diferencia, tanto en la labor de Le Corbusier como en la de Ignacio Bosch Reitg, se puede encontrar el rastro de un precedente común de búsqueda a partir de un conocimiento concreto de una técnica tradicional. Es estimulante el poder reinterpretar los contenidos constructivos de una técnica tradicional para poder recuperarlos posteriormente en los proyectos propios y, por qué no, también en los de otros arquitectos.[27]

https://bovedastabicadas.files.wordpress.com/2014/02/gulli-2001_arte-y-tc3a9cnica-de-la-construccic3b3n-tabicada.pdf

[28]  Jiménez Jiménez, M., Fernández Maroto, M.,Castrillo Romón, M.  Huerta del Rey, el desarrollo de un barrio moderno.  Conocer Valladolid 2018-2019. XII Curso de patrimonio cultural. 2021.

[29] Se construyó el puente del Cubo en 1956 (prolongación de Doctrinos, llamado también de Isabel la Católica y de José Luis Arrese por el entonces ministro de Vivienda); el de Poniente en 1957 (antes González Regueral y Vicente Mortes ministro de Vivienda); y el ahora  llamado Adolfo Suárez en 1957 (antes García Morato y también Sánchez Arjona).

[30] Obras municipales en marcha. La urbanización de la Huerta del Rey. Según el proyecto de parcelación, se obtendrán 311 solares, para edificar 3.732 viviendas, en 26 años. El Norte de Castilla, 20 de junio de 1953.

[31] La sesión municipal de ayer. Se acuerda la ejecución, por etapas, del plan de ensanche de la ciudad. – Urbanización de la Huerta del Rey. El Norte de Castilla, 16 de junio de 1949.

[32] Fue miembro del RIBA (Royal Institute of British Architects) en 1926.  García González, María Cristina. César Cort (1893-1978) y la cultura urbanística de su tiempo. Abada editores. ISBN-13‏: ‎ 978-8417301149- 2018.

[33] Sambricio, Carlos. La Escuela de Arquitectura de Madrid y la construcción de la ciudad. In: Madrid y sus arquitectos. 150 años de la Escuela de Arquitectura. Comunidad de Madrid, Madrid, pp. 47-56. ISBN 84-89162-73-5

[35] Solá Morales, Manuel. El cambio de escala que se frustró. Revista Urbanismo. Nº 1-enero 1985.pp 12-13

[36] Ramos, Pedro. Barrio Girón. Blog Luz10.  15 de octubre de 2013.

http://www.luz10.com/barrio-giron-i/

[37] Concurso del Planeamiento Urbanístico de la Huerta del Rey, en Valladolid, convocado por la Dirección General de Urbanismo, del Ministerio de la Vivienda, en colaboración con el Ayuntamiento de Valladolid. Revista Arquitectura Nº 12. diciembre 1959.pp 5-28

[38] Sesión crítica de Arquitectura. Concurso del Planeamiento Urbanístico de la Huerta del Rey, en Valladolid. Revista Arquitectura Nº 12. diciembre 1959.pp. 29-32

[39] Sesión crítica de Arquitectura. Concurso del Planeamiento Urbanístico de la Huerta del Rey, en Valladolid. Revista Arquitectura Nº 12. diciembre 1959.pp. 15

[40] Blom, A., Timmer, P., Zwikstra, W. Nagele Een moderne erfenis. Rijksdienst voor het Cultureel Erfgoed. 2016. https://www.cultureelerfgoed.nl/publicaties/publicaties/2016/01/01/nagele-een-moderne-erfenis

[41] García González, María Cristina. César Cort (1893-1978) y la cultura urbanística de su tiempo. Abada editores. ISBN-13‏: ‎ 978-8417301149- 2018.pp 21

[42] Pérez-Mínguez, Luis.  La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Rueda (Valladolid) obra de Alberto Churriguera Arquitecto. Revista Nacional de Arquitectura (RNA) Nº 75-1948. pp 82-90.

[43] Blom, A., Jansen, B., van der Heiden, M. De typologie van de vroeg-naoorlogse woonwijken. Periode: 1948-1955 Polderdorpen in de Noordoostpolder: Rutte Ontwerp: Rijksdienst IJsselmeerpolders (RIJP) Rijksdienst voor het Cultureel Erfgoed April 2004.

[44] González Díaz, M. J, Frau, F. Sainz Guerra, J. L. El barrio Girón. Un ejemplo de la construcción de viviendas sociales en la postguerra española, op. cit

[45] Candau Pérez, Margarita. Acercarse a la política de vivienda en la provincia de Valladolid: El fondo documental de la Delegación Provincial del Ministerio de la Vivienda del Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Investigaciones Históricas IH  25 (2005) pp. 262-280

[46] Moya González, L., Fernández Salgado, C., & Escamilla Valencia, F. Evolución del tamaño de la vivienda de promoción pública y su comparación con el resto del parque residencial construido en Madrid entre 1940-2010. Revista Informes de la Construcción, 6 9(545), e178 2017. https://doi.org/10.3989/ic.16.040

[47] Blom, A., Timmer, P., Zwikstra, W. Nagele Een moderne erfenis. Rijksdienst voor het Cultureel Erfgoed. 2016. https://www.cultureelerfgoed.nl/publicaties/publicaties/2016/01/01/nagele-een-moderne-erfenis

[48] Moya, Luis, Casas abovedadas en el barrio de Usera por la Dirección General de Arquitectura. Revista Arquitectura Nº 14- 1943,.pp 52-57

[49] Hoy será inaugurado en el barrio de Santa Clara un grupo de viviendas ultrabaratas. El Norte de Castilla 18 de julio de 1050.pp 7

[50] Bosch Reitg, Ignacio. La Bóveda Vaída Tabicada. Revista Nacional de Arquitectura – Colegio de Arquitectos de Madrid, Nº 89, 1949, p. 185-199 

https://www.coam.org/es/fundacion/biblioteca/revista-arquitectura-100-anios/etapa-1946-1958/revista-nacional-arquitectura-n89-Mayo-1949