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Lugar: Provincia de Madrid
Arquitecto: María Jesús González Díaz
Año de proyecto: 2017
Colaboradores: Alberto Heras Hernández
La imagen se pretende compacta, rotunda y simple, definida por las proporciones, la forma, el color, las texturas y perforaciones de la envolvente en un todo coherente. En el interior, el espacio será colorido, rico y confortable, pero igualmente claro y organizado en su disposición. El edificio va a funcionar COMO UN ÁRBOL, mediante la transferencia de flujos, recursos y energía entre la parte superior (hojas y frutos / espacio útil para los usuarios) y la parte subterránea (raíces y agua / obtención de energía). Para ello es fundamental la inercia térmica, estrategia en la que se basa mayoritariamente la climatización del edificio y la que, ayudada por otros elementos, se conseguirá el edificio de energía positiva.
Como en los árboles, la parte subterránea aportará la parte de soporte estructural (raíces / cimentación), y el sustento energético (minerales / energía) mediante la trasferencia inercial de calor y frío con el terreno.
Como en los árboles, en la parte superior se realizará la transpiración (evaporación / respiración) con una detallado estudio de la ventilación natural e incorporación vegetal interior y se obtendrá energía solar (fotosíntesis / iluminación) tanto en forma de radiación directa, muy controlada y tamizada, consiguiendo total iluminación natural con un sistema patentado complementado con producción fotovoltaica.